Considero los cuentos de hadas como algo falso e irreal. La perfección me asusta, la belleza me desagrada. En algún momento desvié mis preferencias. No quiero surrealismos, no quiero vivir en las nubes. Quiero discusiones, reconciliaciones. Destrucciones y reparaciones. Me ofendes, te arrepientes. Te insulto y me disculpo. Es agradable el enfado, solo por ver como se esforzará en arreglarlo. Así como es bueno tener el contraste. Los buenos y malos ratos son necesarios. Sin malos no distinguiríamos los buenos y viceversa. Sólo conociendo lo que se siente en un mal momento, se aprecia y echa de menos el bueno. Los opuestos se atraen asimismo estos conceptos van imantados. Sin violencia no hay paz, sin esclavitud no hay libertad.
¿Por qué no destruir aquello que adoramos con el fin de repararlo para así volver a disfrutar el sentimiento que tuvimos en un principio y que, posiblemente, hayamos olvidado? Solo así, podremos apreciarlo.
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