jueves, 1 de diciembre de 2011

No te encierres en tu sueño y te olvides de vivir.

Quizás los sueños no sean dulces, quizás sean cárceles que te recuerdan tu malestar y como no es la realidad. Digo yo, si tan placentero es soñar, ¿por qué a veces nos duele tanto el despertar? Sueña que sueña, un paraíso emocional, luego despiertas y rompes a llorar. Quizás sea castigo para que podamos recordar, cual fue la decisión que pudimos tomar, la vida que pudimos lograr. Siguiendo esta forma de pensar, se podría deducir que una pesadilla por tanto, es el mejor regalo soñado que nuestra mente puede dar. Pues cuando la pesadilla cesa y te logras desperezar, no sientes más que alivio de volver a la actualidad.

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