jueves, 2 de febrero de 2012

¿Tú crees que casi me ha olvidado? Nelly, tú sabes que no. Tú sabes tan bien como yo, que por cada pensamiento que le dedica a Linton, me dedica mil a mí. En la época más desgraciada de mi vida tuve una idea de este tipo; me asediaba el verano pasado cuando volví a esta tierra, pero solo si ella me lo asegurara podría admitir de nuevo tan horrible idea. Entonces Linton no sería nada, ni Hindley, ni todos los sueños que alguna vez soñé. Dos palabras comprenderían mi futuro: muerte e infierno. La vida, después de haber perdido a Catherine, sería infierno. Fui un loco en imaginarme, ni por un momento, que ella valoraba el cariño de Edgar Linton más que el mío. Aunque él la amase con toda la fuerza de su mezquino ser, no la amaría tanto en ochenta años como yo en un día. Catherine tiene un corazón tan profundo como el mío: tan fácil sería meter el mar en aquella artesa como que todo el cariño de Catherine fuera acaparado por él. Apenas la quiere poco más que a su perro, o a su caballo. No está en su poder que le ame como a mí. ¿Cómo puede amar en él lo que no tiene?

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