-¿Se puede sabes qué busca aquí?
-Nada de particular, amigo. Hola.
-Aquí no se puede estar.
-Me voy a otras tierras ¿sabes?
-¿A otras tierras?
-Sí. A América.
-¿A América?
Svidrigáilov sacó el revolver y levantó el gatillo. Aquiles enarcó las cejas.
-Oiga, éste no es sitio para gastar bromas.
-¿Y por qué no?
-Pues, porque no.
-Mira, amigo, lo mismo da. El sitio es bueno. Si te preguntan algo, dices eso: que me he marchado a América.
Svridrigáilov apoyó el cañón del revólver en la sien derecha.
Aquiles salió al fin de su inmovilidad abriendo desmesuradamente los ojos.
-Eso no se puede hacer aquí. Éste no es sitio para eso.
Svidrigáilov apretó el gatillo.
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