Alguien me dijo una vez que tenía una especie de coraza alrededor de mí y que antes o después, me acabaría aplastando si no dejaba salir las cosas. Que mi distanciamiento emocional tenía sus raíces sí, pero que estaba seguro de que podía superarlo. Que tenía que dejarme ayudar. Decía que el miedo a los sentimientos era injustificado, que por dos libros malos que te encuentres no ibas a dejar de leer. Que antes o después el retener toda esa cantidad de emociones haría que estallase.
Le dije que sí, que tenía razón. Que me gustaba evitar los sentimientos complejos. Que no quería volver a comprometerme ni condenarme al sufrimiento. Que era mucho más fácil dejarlo ir. El camino corto. Que tenía esa tendencia a alejarme de la gente. Y me gustaba ese autismo. Me contestó que podría aguantar así un tiempo, pero que eso me iba a volver en cualquier momento, cuanto más aguantase, peor sería el golpe. Y la verdad, contesté que no pienso en un futuro lejano si no en uno inmediato ya que el futuro no existía y tampoco soy consciente de hasta cuando viviré.
Concluí diciéndole aquello que más sigo a raja tabla: cuanto más te importe algo, más te dolerá. Cuanto más alto vueles, mayor será la caída. Y cuanto más lejos corras más camino tendrás que hacer para volver. Así que escoge bien si merece la pena o no.
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