domingo, 7 de abril de 2013

Aún a veces quisiera saber como habría sido tener una canción para mí. Que sus dedos hiciesen magia con la guitarra mientras su voz me cantase dulces melodías que nadie más tendría derecho a escuchar. Recuerdo la lluvia de mis ojos el día que me esperó con ella y no le encontré. La había traído. Para mi. Por mi. Sigo deseando sus letras. Ser envuelta por sus palabras que me digan mentiras bonitas que me hagan sonreír. Porque todos preferimos las bellas mentiras a una dura verdad. Aunque digamos lo contrario. Siempre lo preferimos mientras no nos demos cuenta de que son mentiras ocultas. Si me disfrazase sus falsos testimonios con acordes, si me colase falsas afirmaciones bajo la apariencia de un compás. Me gustaría que lloviese mientras tanto. Así podría bailar bajo la lluvia. Reiríamos felices. Nos mojamos pero no nos importa. Qué más da todo lo demás cuando tienes un chico y una canción.

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