lunes, 22 de octubre de 2012

Vuelvo a tener la necesidad de escribir. De descargar lo que llevo tiempo soportando sola. Exteriormente sonrío pero en mi mente lloro cada noche antes de dormir. Algo que me supera, es que solo sé hacer daño a la gente. A los que me quieren, a los que se preocupan por mi. Centro mi atención en quien menos la merece, mi adoración se la llevan los que no la aprecian. Soy un monstruo. De los que habitan debajo de la cama. Es cierto, cuando crecemos esos monstruos en realidad somos nosotros. Y siempre nos vamos a la cama con el diablo. Es tentador. Y como se suele decir, la manera de eliminar una tentación es caer en ella.

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